SOL PEREZ: El emblema de la mujer objeto

Por Mariela Oliva Históricamente la cosificación u objetivación de las mujeres surgió con el feminismo de segunda ola, por lo que lleva rondándonos desde los años 70. Sin embargo, pese a lo relativamente reciente del término, la cosificación de la mujer no es un fenómeno nuevo. Durante la Ilustración Francesa en los siglos XVII y XVIII se generó un intenso debate sobre la función de los pechos femeninos. En la obra de teatro de Alexandre Guillaume Mouslier de Moissy de 1771 “La Verdadera Madre”, el personaje principal femenino reprocha a su marido tratarla como un simple objeto de gratificación sexual: “¿Son tus sentidos tan burdos como para considerar estos pechos –respetables tesoros de la naturaleza – como simples adornos, destinados a ornamentar el pecho de las mujeres?” La cosificación de la mujer se ha vuelto más relevante, en una sociedad devorada por el consumismo y donde las mujeres han pasado a convertirse en una mercancía dedicada al disfrute, generalmente, del hombre. Sin embargo, parece que es hoy en día. Esta forma de violencia simbólica, que resulta casi imperceptible, somete a todas las mujeres a través de la publicidad, las revistas, las series de televisión, las películas, los videojuegos, los videos musicales, las noticias y las redes sociales. ¿Pero en qué consiste realmente la cosificación sexual? Ocurre cuando se ve una persona como un objeto sexual dado que se han separado los atributos sexuales y la belleza física del resto de la personalidad y existencia como un individuo, y han reducido los atributos a instrumentos de placer por otra persona. El concepto es una idea importante en la teoría feminista y las teorías psicológicas derivadas del feminismo. Muchos feministas consideran que la cosificación sexual es censurable y que juega un papel importante en la desigualdad entre los géneros. En el caso de la mediática Sol Perez (24), comenzó su carrera en televisión como presentadora del clima en TyC Sports, labor que sigue realizando. Está haciendo su propio nombre gracias a las fotos sensuales que comparte en la red social Instagram, haciendo eco de su figura privilegiada; con sus 1.9 millones de seguidores, que la guiaron rápidamente a la popularidad. Lo cual la llevo a formar parte del programa televisivo más visto de la Argentina, “Bailando por un sueño”, conducido por Marcelo Tinelli. A partir de las publicación de “la chica del clima” en su cuenta de Instagram, los medios masivos titulan: “La foto más jugada de la cola de Sol Pérez”; “Sol Pérez más hot que nunca: descalza, sin corpiño y bajándose el short”; “Sol Pérez y una provocativa foto lamiendo un cucurucho”, de allí parte el mensaje que establece, en este caso la prensa escrita y sectores que lo reproducen, en palabras de Pierre Bourdieu, sectores legítimos e ilegítimos. Es decir,existen sectores pertenecientes a la hegemonía y a la subalternidad que Grmsci propone. En este caso corresponde al primero: “mujer blanca, heteroxual, curvilínea y dispuesta como objeto de consumo”. El portal Infobae titula “¡Belleza internacional! Sol Pérez llegó al New York Post”, haciendo referencia a la nota que el diario New York Post le hizo a la participante del "Bailando", titulada: "Chica argentina del clima calienta Instagram" y continua diciendo: “La bella fanática del fitness llegó a varios portales internacionales después de que nada más ni nada menos que Cristiano Ronaldo la comenzara a stalkear en Instagram: en más de una ocasión le dejó un like”. La valoración de los atributos físicos femeninos están constantemente fogoneados por los medios de comunicación, que desde una matriz discursiva hegemónica, instauran un orden social que luego es naturalizado por la sociedad civil. Por ende, no llama la atención las aberraciones dichas por los hombres seguidores de la Instagramer, sobre sus atributos femeninos, “Me duele la mano, de la paja que me hice con ese culo”; “Te chupo toda esa cola mamita”, entre otros. Deja en evidencia como el hombre se impone como dominante frente a la mujer, a partir de un entramado discursivo impuesto por el patriarcado desde hace siglos. Podemos decir que esta construcción está sobre determinada por diversos discursos que la atraviesan y la conforman, según Ernesto Laclau. Corresponde a una matriz capitalista que impone un estándar de belleza físico y económico a alcanzar para lograr la “felicidad”. La naturalización y repetición de dicha construcción son beneficiosas a un sistema, que dentro de sus pretensiones, intenta colocar a la mujer en un rol secundario y de objeto para la satisfacción sexual. Aunque muchas mujeres, como en el caso de la mediática, crean sacar un beneficio de su cuerpo para alcanzar la fama y así una estabilidad económica, continúan caminando el entramado simbólico. Dichas mujeres son funcionales y contribuyen a la propagación del patriarcado.

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